Si todo arte, por definición, ofrece un lenguaje universal, el Naif, hace a este lenguaje más diáfano y más directo, más puro y elemental, más cercano al sonido interno de las cosas, puesto que, como señala Kandinsky, "es un cosmos de los seres espritualmente activos"

(Cristobal Lopez Carvajal)

domingo, 25 de abril de 2010

Tito Lucaveche

Y he aquí un “ser espiritualmente vivo”….No hay más que hablar, sus pinturas lo dicen todo….Maravillosas. Unicas…Una estupenda prueba de que el naif NO ES INFANTIL…..que una ya se cansa de oir siempre lo mismo!!...El naif, “El buen naif”, es reflexivo, filosófico, irónico, surrealista, picarón o lo que sea, hay tantos estilos como personalidades, pero a todos nos une el amor por la obra bien hecha, el gusto por los detalles, intentando dar lo mejor que llevamos dentro ….y punto.

Los blues de Billie

El burdel de OlimpiaEl angel azulEl tango

Lola la coqueta
La pintura de Tito Lucaveche de paciencia ejemplar, que hay que valorar más en estos tiempos de prisas y sobresaltos, en la que no cuentan las “horas de trabajo” porque lo importante es el íntimo disfrute del pintor, que goza logrando hasta el pormenor más mínimo del detalle riguroso. Pintura llena de humanidad, de toda Humanidad en movimiento pacifíco y de buen talante. “Pintura vivida para la vida viva”.

(Juan Ramirez de Lucas-Asociación Internacional de Críticos de Arte)

Tito Lucaveche ama el tumulto, la historia contemporanea y el poético equívoco...en sus obras late una artistica impiedad y el más sutil e inaprensible aviso del amor que corre el riesgo de ser pisoteado.
(Camilo José Cela- Premio Nobel de Literatura)

"Tito Lucaveche se siente atraído por un mundo teatral de gran intensidad emocional, junto con la opulencia de cierta sociedad de principios del Siglo XX. Posee la magnífica maestría de la técnica, enriquecida por una paleta de tonos profundos, a veces sombríos. Sus personajes frecuentemente están atrapados en el interior de salones y museos. Tito Lucaveche ama los cuadros de otros pintores y pinta estas obras dentro de las suyas. En su "Subasta de Arte" una obra de Gauguin se encuentra al lado de un Velázquez. En sus lienzos abundan los personajes atentos, curiosos y de un sorprendente realismo. Sus óleos son el reflejo de una personalidad fuertemente latina." (Lia Kasper: Galerista y Critico de Arte de Suiza).

Tito Lucaveche se inicia en la pintura en Madrid en 1977 del modo que les ocurre a los "Naives", por puro azar. Desde 1979 expone regularmente en España, Francia, Suiza, Italia y Holanda. Sus obras se encuentran en Museos de España, Francia, Portugal, Italia, Brasil , México y en importantes colecciones de América y Europa.

Una pequeña muestra de los Museos en los que se puede encontrar su obra.

Tito Lucaveche, "Alegria de vivir"

sábado, 24 de abril de 2010

Séraphine Luis

Texto sacado del blog "mujeres en el arte"

(El siguente texto es un resumen extraído de:
BIHALJI-MERIN, Oto: El Arte Naïf, ed. Labor, Barcelona, 1978. ISBN: 84-335-7558-9; pp. 45-)

“Séraphine Louis, algunas veces citada como Séraphine de Senlis, nació en 1864 en Assy (Oise). Jamás estudió pintura, ni durante los tiempos de su niñez, cuando fue pastora, ni posteriormente, cuando trabajaba como sirvienta.

¿Cuándo empezó a plasmar con formas y colores sus sueños y sus impulsos? ¿Por qué lo haría? Sabemos muy poco del drama íntimo de su pequeño ser. Y quizás todavía sabríamos menos de su arte si el azar no la hubiera reunido con aquél hombre que, impresionado por las imaginaciones de Rousseau, seguía la huella de los modernos primitivos.

En el año 1912 Wilhem Uhde se trasladó a Senlis para descansar en la paz de esa vieja y pequeña ciudad de la Ile de France, cercana a Paris y, al mismo tiempo, alejada del Barullo. Cada mañana acudía una mujer para limpiarle la vivienda. Uhde apenas se fijó en ella. Un buen día vió en una casa de Senlis un bodegón de manzanas que le llamó la atención. Preguntó el nombre del pintor. << ¡Es su asistenta Séraphine!>> Hasta ahí le había guiado el destino a ciegas. Ahora podía cuidarse Uhde de que los estáticos ramos de flores crecieran hasta convertirse en poderosos árboles de fantasía. (…)

Uhde señala que Séraphine guardaba rigurosamente el secreto de su pintura. Nadie podía mirar cuando ella pintaba, cuando mezclaba los colores y preparaba el lienzo para que todo se efectuara con perfección artesana. Vivía con un recogimiento monacal en su pequeña habitación, sobre cuya chimenea siempre ardía una eterna luz a la Virgen.

Pequeña, ajada, con mirada ardiente y oscura sobre su pálido rostro, pintaba en una especie de trance, como jardinero místico, los flamantes ramilletes tras los cuales se oculta la tentación de todo lo sagrado. Plantas carnales con frutos rodeados de pestañas, ornamentos foliáceos hechos de suntuosas plumas delicadamente coloreadas, en cuyo resplandeciente nervio se abren ojos. Extraña malla de susurrantes y concupiscentes ramajes con sartas de perlas compuestas por bayas del arbusto de la ternura, y umbelas estrelladas del jardín de los placeres. (…)

(…) Todas las luces y las brasas de sus sueños se apagaron un día. Entonces vagó de casa en casa y predicó el fin del mundo. Su espíritu había quedado vacío y desequilibrado. En 1934 murió en el asilo de ancianos de Clermont.



Para Séraphine el arte fue como una revelación. Para ella la pintura –igual que para Van Gogh- era un acto afectivo. Era como si se redimiera mediante el acto de la creación. Con los ojos inmensamente abiertos caminaba a ciegas por la uniforme monotonía de su insignificante vida.
El ignorante mundo la tomó por la humilde sirvienta de Senlis. Pero ella había sido llamada para ver, para mirar, a través de los bastidores perecederos de lo temporal, y para anunciar la eternidad. (…)”

Higinio Mallebrera

La diosa de las flores
Nos dice Vallejo-Nájera en su libro "Naïfs españoles contemporáneos" de 1975, sobre Mallebrera:

Mallebrera es uno de los pintores más importantes del mundo naïf y con su sola presencia algunos de los tópicos más frecuentes sobre "lo naïf": La torpeza para el dibujo, la falta de perspectiva y de sombreado se suele tomar como rasgos típicos del naïf. Efectivamente, se dan con frecuencia, y la falta de sombras, por ejemplo, es lo que le da ese caráter de realidad irreal, de mundo onírico un tanto surrealista que tienen algunos naifs.

Pero estos rasgos no son "cuualidades"; sino más bien defectos que dificultan que esa pintura tenga la talla de tal pintura y no se quede en "graciosa y decorativa".

Mallebrera dibuja magnificamente, y es curiosa la disparidad de resultados cuando copia de un grabado o una fotografía, en que la fidelidad es "fotográfica" a cuando inventa. Entonces el espectador puede pensar que a Mallebrera "le ha salido así", pero el pintor insiste en que "es así".
En cuanto al sombreado y perspectiva ya hemos visto la importancia y el cuidado que pone en lograrlos; lo que ocurre es que lo hace a su modo, muy bien, pero "a su modo", creando ese mundo propio, inconfundible, de enorme fuerza.

Los cuadros de Mallebrera son Pintura, naif o lo que se quiera, pero siempre Pintura, con mayúscula.
Higinio Mallebrera muere en Barcelona en el año 1980 a la edad de 89 años.

Más de Rousseau

Rousseau no comienza hasta que expone por primera vez en el Salón de los Rechazados de 1885, cuando ya contaba cuarenta y un años.

Nacido en Laval, a orillas del Mayenne, fue el cuarto de los cinco hijos de un calderero, y su infancia debió de quedar marcada por la progresiva ruina económica de la familia.
En 1871 adquiere la condición de funcionario de la Prefectura de París, ejercida en distintos fielatos de la ciudad como encargado de cobrar el consumo sobre los alimentos que entraban en ella.Hasta 1893, fecha en que se jubila a petición propia con categoría de inspector de primera clase y una modesta pensión, desempeña este oficio, del que, con poca exactitud, deriva el apelativo de "aduanero" con que se le conocía ya en su tiempo.

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Texto Milko A. Garcia Torres web